Toyota quiere que en 2030 las baterías de los coches eléctricos cuesten la mitad que en 2022. Para conseguirlo, invertirá unos 11.000 millones de euros en materia de desarrollo en este mismo periodo.
El anuncio de esta inyección de capital viene de la mano de un incremento de sus previsiones de aprovisionamiento de baterías, pasando de 180 a 200 gigavatios hora.
En total, su objetivo es vender ocho millones de vehículos electrificados en 2030. De estos, dos millones serían coches eléctricos de batería y vehículos de hidrógeno.
El primer paso de esta estrategia es introducir en 2022 la versión de producción del Toyota bZ4X Concept.

Toyota está convencida de que la batería del bZ4X será capaz de mantener el 90% de su capacidad después de una década de uso.
La batería de este bZ4X ya supondrá un abaratamiento del 30% respecto a la situación actual, pero Toyota quiere haberle arañado otro 50% a finales de década.
Capital en esto último será la introducción de una nueva batería de iones de litio en la segunda mitad de la década. Ésta también abrirá la puerta a nuevas cotas de rendimiento.

La inversión prevista es de 1.500.000 millones de yenes, el equivalente a unos 11.000 millones de euros.
“Nos estamos centrando en la seguridad, en que tengan una vida útil larga y que sean de calidad para producir baterías buenas, baratas y de alto rendimiento”, ha dicho Masahiko Maeda, responsable de tecnología de la marca.
Las batería de estado sólido, también en camino
Toyota también ha confirmado que en 2020 comenzó las pruebas en carretera con un coche eléctrico con batería de estado sólido.
Su intención es lanzar al mercado la batería de estado sólido en 2025.
La marca japonesa tampoco descarta que esta tecnología se pueda combinar con un motor de combustión para dar lugar a los coches híbridos del futuro.