La prevención y un correcto cuidado bucodental son herramientas clave para mantener una boca sana más tiempo. A pesar de ello, la edad puede inducir cambios sustanciales en la estructura de la cavidad oral.

A medida que aumenta la edad, la salud bucodental, la higiene y el cuidado de los dientes se hace más importante, porque la boca también sufre el paso de los años. Y es que el envejecimiento puede inducir cambios sustanciales en la estructura de la cavidad oral e incluso en su funcionalidad:

• Disminuye la secreción de saliva y aumenta la sequedad.
• Hay un mayor desgaste de la superficie de los dientes, y amarillean.
• También se produce retracción de las encías y disminución de cantidad y calidad de hueso alveolar, lo que favorece la posible pérdida de dientes, produciendo una sobrecarga en el resto de las piezas sanas que acabará provocando que estos también fracasen.
• Disminuye la capacidad defensiva y reparadora frente a infecciones bacterianas y fúngicas.

La prevención y un cuidado bucodental regular, con revisiones e higienes periódicas, son las herramientas clave para tener una dentadura sana y hasta el final de la vida. Y durante la época estival hay una serie de dolencias que se acentúan en la población más adulta, por ello desde el departamento de Innovación y Calidad Clínica de Sanitas Dental recomiendan cinco consejos para mantener la boca sana a partir de los 60 años:

• Estar bien hidratado en los días de más calor y enjuagarse la boca con frecuencia.
• Evitar comer alimentos muy ácidos que ataquen el esmalte, más debilitado conforme se cumplen años.
• Realizar visitas periódicas al dentista con el objetivo de mantener en buen estado la boca. Además, ahora los viajes no son excusas gracias a la posibilidad de realizar video consultas para facilitar la vida del paciente.
• Cepillarse los dientes al menos dos veces al día, bien con un cepillo eléctrico o con uno manual de cerdas suaves.
• Si se utiliza una prótesis removible, sea parcial o total, hay que limpiarla a diario de forma adecuada, preferiblemente por la noche, ya que conviene quitársela al menos durante cuatro horas diarias.