Un gran mito sobre la higiene bucal es la necesidad de hacerse una limpieza cada seis meses o un año. Quizá venga de verlo los medios o en anuncios publicitarios, pero no se sabe de dónde procede esta recomendación, “no tiene ninguna base científica”.

No se trata de que las limpiezas bucales no sirvan o sean dañinas. Al contrario, realizadas e indicadas por profesionales, ayudan a eliminar el sarro y la placa bacteriana que se acumula en los dientes, y evita la aparición de caries y el deterioro de la dentadura. La duda está en quién ha dictaminado el periodo de tiempo que tenemos en la cabeza como el ideal en el cual debemos realizarnos una limpieza.

Por ahora “no hay evidencia para apoyar o rechazar la práctica de animar a los pacientes a que acudan a revisiones dentales cada seis meses”, según una revisión de la prestigiosa ONG internacional por la promoción de la salud.

La cuestión está en que no necesita lo mismo un paciente de 6 años que uno de 30 o uno de 70. Tampoco uno que tenga una buena higiene bucal frente a otro que no. Según el Instituto Nacional para la Salud y la Excelencia en el Cuidado en Reino Unido (NICE), los menores de 18 años deben acudir a una consulta anual, mientras que los adultos pueden hacerlo una vez cada dos años si tienen una buena higiene bucal. En caso de problemas, la frecuencia puede variar entre mínimo una vez cada tres meses a un máximo de una cada dos años.